Bon Joo Ho, director de Parasite, fue el gran ganador de los Oscar. Festejó con el premio en alto como muchos otros ganadores. Igual que gritas un gol de tu cuadro favorito. ¿Pero te preguntaste por qué se festeja así? Un Oscar, un gol, un cliente cerrado, lo que imagines. No importa la cultura o la persona; las manos suelen ir al cielo cuando las cosas salen bien. La respuesta está en cómo nuestro cuerpo se comporta ante la ley de gravedad. Cada vez que una persona está feliz su cuerpo desafía a la gravedad. Desafiar la gravedad elevando los brazos implica un gasto de energía que llevamos adelante cuando contamos con alegría y fuerzas para ello. Es por eso que, una persona deprimida o triste, caminará con la cabeza abajo y sus pies rozando el pavimento. Es por eso que una persona que te cuenta planes excitantes seguramente se ponga en puntitas de pie durante un segundo. Los niños saltan de alegría, los ganadores del Oscar alzan sus manos con el premio como trofeo. En definitiva, no hay un manual para gritar goles o festejar la obtención de un Oscar, pero el cuerpo sabe que, una de las formas de demostrar alegría, es gastar energía desafiando la gravedad. Cada vez que veas a un ser querido y alce los brazos para saludarte, es un gran síntoma de su sinceridad. ¡Gran lunes!
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