La mejor lección de Power Point de tu vida

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Lo sé, el título de este artículo suena muy pretencioso. Si eso te llama la atención, espera a ver cuál es el consejo. Cada día en la oficinas del todo el mundo, alguien se para y comienza a hablar con una pantalla por detrás. En la pantalla se encuentran las plantillas de Power Point. En el peor de los casos, la persona se limita a leer de la pantalla lo que otros ya están leyendo por sí mismos a una velocidad tres veces superior. ¿Verdad que lo has visto? Puede incluso que hayas sido esa persona que utiliza el Power Point como guía para mostrar una idea. Mi consejo radical es: trata de abandonar el Power Point (vale igual el keynote). Así como quien trata de dejar una adicción, trata de dejar de lado el famoso Power Point.

Sí, ya lo sé, la presentación sin Power Point  no parece una presentación. Nos sentimos desprotegidos, nos sentimos sin nuestra guía para saber qué es lo que sigue en nuestro guion. Sin embargo, la experiencia me dice otra cosa. Luego de algunas prácticas, aproximadamente el 60% de mis clientes se siente mucho mejor sin el software suele convertirse  en la estrella del espectáculo y gobierna sobre tu voluntad. Una vez que el yugo de la informática deja las riendas show, las presentaciones son más naturales, las palabras salen de sus bocas con fluidez, los conceptos quedan muy claros y logran convencer a través de su propia forma de comunicación. Incluso, vuelven a mirar a las personas a los ojos, en vez de mirar a la pantalla en busca de más cosas que repetir.

Esto no quiere decir que no podamos utilizar un pizarrón o incluso entregar un repartido con un resumen de lo dicho. Pero mi consejo de esta semana es muy sencillo: prueba sin el Power Point.

Espero tus comentarios y la semana que viene tendremos más consejos.

¡Sigamos hablando!

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