Los micrófonos de manos son los utilizados muchas veces por políticos y artistas. No nos causan rechazo porque los hemos visto durante décadas. Nos parece que son la opción natural a la hora de hablar en público. Sin embargo, no suelen ser la mejor opción. Aquí van tres consejos que debes tener en cuenta en relación al uso del micrófono.
-¿Es necesario un micrófono?
Lo vemos en los actos políticos en los cuales hay miles de personas, lo vemos en los conciertos. Sin embargo, eso no quiere decir que necesitemos uno. Treinta o cuarenta personas no ameritan un micrófono. Días atrás di una charla en un auditorio y había personas en cada uno de los cuatro rincones. Reconocí que, quien hablaba antes, usaba un micrófono de mano pero que no era necesario. Era muy sencillo llegar a cada rincón con un tono calmado. Además, el micrófono no transmite nuestra voz de manera natural, la interpreta lo más fielmente posible. Eso quiere decir nos alejamos, aunque sea un poco, de nuestra forma de hablar. En definitiva, no siempre que te ofrezcan un micrófono debes utilizarlo. Prueba si todos te oyen, eso fue lo que me enseñaron mis mentores para que yo pueda transmitirlo hoy. ¡Ah! La mejor forma de que todos te escuchen no es gritar, es decir algo que involucre a tu público.
-El cerebro humano
Nuestro cerebro ama la simetría. A la hora de hablar, cuando alguien se muestra simétrico, el cerebro descansa porque sus movimientos son predecibles. Tener un micrófono de mano nos obliga a ser asimétricos. De esa forma perdemos una gran ventaja. Podríamos estar enviando señales de tranquilidad para que las personas puedan concentrarse en nuestro mensaje, pero elegimos tener una mano pegada al cuerpo y la otra revoloteando más o menos bien, dependiendo del caso. Es por eso que los micrófonos solaperos o de vincha son mejores. Al principio te sentirás desamparado pero, si tienes las técnicas correctas, te convertirás en un comunicador mucho más eficaz.
-No recortes información
El micrófono de mano nos da seguridad porque tenemos algo que poner contra el pecho y nos sirve de escudo frente a la multitud. Sin embargo, estás quitando información sobre ti ante las personas que te escuchan. En lugar de poder ver tu pecho y parte de tu zona abdominal, lo que ven es que media parte de tu cuerpo está cerrada y ocultando qué puede haber por debajo. Y debes tener en cuenta que, ante la falta de información, el cerebro siempre escoge la interpretación negativa de los hechos. Es decir, si no muestras información, como por ejemplo que no tienes nada que ocultar o que no hay nada que te separe de tu audiencia, entonces sus cerebros intuirán que no eres una persona confiable. Al menos no tan confiable como alguien que muestra su vientre y su pecho y cuyas manos están libres para ejercer simétricamente el hermoso arte de la comunicación.
Conclusión: prueba hablar sin micrófono y evita los de mano en favor de los sopaleros o vinchas.
¡Sigamos hablando!
PD: si te interesan las técnicas en comunicación, no dejes de leer «El engaño de la PNL y la detección de mentiras».