Una de las preguntas más comunes que recibo por parte de mis clientes tiene que ver con el lenguaje corporal. No importa si se trata de un train the trainer en una multinacional o si se trata de un taller con tres estudiantes que se aprestan a presentar una tesis. La pregunta siempre se repite: ¿qué hacemos con las manos a la hora de hablar?
La respuesta puede ser larga si nos enfocamos en qué hacer, pero puede ser mucho más sencilla si nos encargamos de hablar sobre lo que no hay que hacer. Con ustedes, la posición del sargento.
La foto corresponde a una conferencia sobre lenguaje corporal y presentaciones efectivas. La pregunta surgió una vez más y es esta posición con las manos atrás una de la espalda la que encabeza lo que no debemos hacer. ¿Por qué? El fundamento científico es que, ante información incompleta (el no poder ver qué tiene el otro en las manos), el cerebro tendrá siempre una percepción negativa. El cerebro, con tal de cuidarnos, siempre asume una posición defensiva a la hora de sacar sus conclusiones.
Por eso, cuanto más muestres de tu torso y de tus manos, más fiabilidad pondrás en la mente de quienes te estén escuchando o mirando. Ocultar las manos, es una de las cosas que no debes hacer a la hora de hablar en público. Siempre aclaro que lenguaje corporal dista de ser una ciencia de la cual siempre se pueden sacar conclusiones exactas. Si tu idea es ser un detector de mentiras con piernas, chequea este artículo.
¡Sigamos hablando!